La semana pasada hicimos un ejercicio muy divertido donde cada uno trataba al prójimo según la etiqueta que tenía pegada en la frente. Y además de reírme mucho, me sentí muy mal cuando me trataron de torpe y muy bien cuando me trataron como a alguien cariñoso. Así que os (me) animo a eliminar las etiquetas negativas que tenemos preestablecidas de la gente y sustituirlas por positivas.
Hoy tenemos la última sesión del taller de coaching y nos da mucha pena porque hemos aprendido mucho y nos lo hemos pasado mejor. Pero estamos contentos porque ha sido una experiencia muy gratificante y estamos seguros que volveremos a repetirla, ¿no Jano?
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